CLICK HERE FOR BLOGGER TEMPLATES AND MYSPACE LAYOUTS »

miércoles, 4 de noviembre de 2009

La rosa de cada día

Aquel hombre sin nombre de mi ciudad esperaba cada día que unos pasos vigorosos sonaran frente a su terraza. Siempre a la misma hora, con ese sonido uniforme y corto producido por unos zapatos de altísimos tacones que marcaban un caminar ligero. Era durante ese pequeño intervalo de tiempo de apenas unos minutos cuando abandonaba cualquier quehacer, todo se paraba a su alrededor y el planeta solo giraba por y para ella.

Se asomaba al balcón con cara de estar muy interesado por el estado de los geranios que su esposa llevaba plantando durante muchos años en ese rincón, movía las cintas de lugar, aparentando una gran preocupación porque el Sol las bañara con su luz por igual, arrancaba las hojas secas de las clavelinas…Pero, en realidad, no disfrutaba con el arte de la jardinería. El macizo de margaritas, los pensamientos o el arbusto de olorosa albahaca le traían sin cuidado. Eran tan sólo una excusa para poder observar, con más detenimiento, el movimiento grácil de su cuerpo, de su melena ondulada bailando al compás de cada zancada y desear que, tal vez, hoy le dedicase una mirada, aunque fuera muy fugaz.

Esa mañana de primeros de mayo tenía algo de “mágica”. Todo parecía estar tocado por una belleza especial, el Sol brillaba con más fuerza, las plantas estaban más bellas que nunca presentado, ante quien quisiera contemplarlas toda una gama de verdes en sus hojas, así como un arco iris de colores en las flores que cuajaban el balcón. Hasta su mujer canturreaba desde el salón mientras hacía las labores domésticas. 

"¡¡Ya viene!!" se dijo para sí y su corazón se puso a galopar, nervioso, queriendo salir de su pecho. Realizó el ritual de cada día. 

Pero en esta ocasión prestó una atención especial a la flor más grande y perfumada de su pequeño jardín particular.

"Toc, toc, toc ! se acerca" pensó y un suspiro seco se escapó de sus labios. De pronto se hizo el silencio por unos segundos, el familiar taconeo dejó de repicar en el pavimento y se oyó un “Gracias señor, la rosa es la flor que más me gusta”.

No se atrevió a mirarla; debido a su extremada timidez nunca pudo saber si la joven le dedicó esa mirada tan esperada, aunque intuía que sí. Pero había oído su voz, tan femenina, tan dulce, dándole las gracias... “Que más puede pedir un anciano como yo”, pensó.

Se sintió muy orgulloso, muy importante, porque la joven le había dedicado un minuto de atención, una frase y quien sabe si una mirada y una sonrisa. Fue a partir de aquella mañana cuando el pequeño rosal pasó a formar parte del lugar más importante del balcón y el objetivo prioritario de sus desvelos.

Aquella primavera otras rosas realizaron el mismo vuelo de las manos del viejo “jardinero” a los pies, siempre calzados con altos zapatos de tacón, de la muchacha. El rosal, agradecido por los cuidados recibidos, regaló al hombre muchas flores hasta bien entrado el verano.

Hoy es un día gris de finales del invierno. La joven sigue recorriendo el mismo camino, a la misma hora, con ese paso inconfundible, pero sabe que ya no encontrará más flores a sus pies cuando la nueva primavera llegue. A pesar de todo, una leve sonrisa aflorará en su cara y tal vez susurre un “Gracias por tus rosas” mientras sus ojos, involuntariamente, se desvíen hacía un balcón, ahora vacío.


viernes, 9 de octubre de 2009

Nuevo placer III


Un sonoro ruido le llamo la atención a la rubia, preocupada por lo que podría pasar dentro del despacho, se acerco hasta este y toco levemente l puerta. No se escuchaba nada y mordiéndose el labio la abrió un poco, lo justo para colar la cabeza.  


Un jadeo se escapo de sus labios cuando vio a su jefe comiéndole el coño de una manera desesperada a Beth. Miró la cara de la hembra y calor se instalo entre sus piernas. No quería que la vieran, pero no podía sacar la cabeza del despacho. De repente la puerta se abrió con cuidado y con el mayor silencio que podía. Beth abrió los ojos y vio allí la bonita cabeza de Hécate. Rubia, ojos verdes, labios carnosos, nariz pequeña... y mejillas rosadas. Le encantaba. Decidió dejarla un poco más ahí mientras los miraba. 

En cuanto Jasón la llevara al 7º cielo, lo castigaría dejándolo ahí mientras se lo montaba con la rubia... Y nada de tocar... Se había pasado cuatro pueblos con ella.

Jasón seguía atormentándola con su lengua y esos dedos mágicos que tenía. Sus dedos sustituyeron a la lengua dentro de su tunel, e incorporándose lentamente se situó delante de Beth sin apartar la mirada de la suya y comenzó a moverse en el interior de su vagina mientras pellizcaba y mordisqueaba sus pezones.

-¡Ahh! -gritó Beth- Me vas a matar joder...

Beth echó un vistazo por encima del hombro de Jasón y la rubia seguía allí... Así... Ahí tenía que estar, observándolos, volviéndose loca y sudando...

La joven no se creía lo que estaba viendo. Pero lo peor, es que no se podía apartar de la puerta. Jasón estaba masturbando a Beth mientras esta gemía demasiado para aguantarlo. De su garganta salió un jadeo cuando lo vio quitarle la camiseta y comenzar a mordisquear sus pechos.

-Jasón... Mierda... -la joven hecho la cabeza hacia atrás, jadeando.
-Retuércete perra... Disfruta...

Beth lo apartó cuando escuchó el jadeo de la rubia, no aguantaba más verla allí parada, quieta, mirándolos. Quería disfrutar con ella y de ella...

-Apártate macho -le dijo Beth a Jasón cortante.
-¿Qué pasa? -Jasón continuó besándole los pechos.
-Jasón quítate -gritó Beth bajándose de la mesa y según como estaba, se acercó a la puerta y la abrió, dejando a la vista a una chica rubia totalmente sonrojada.
-Tenemos invitada al parecer... -gruñó Jasón desde detrás de la mesa con su bulto amenazando con abrir el pantalón.

Beth le sonrió a la chica y le ofreció la mano.

-Pasa.
-N... no... No, tengo que... –empezó a jadear- que... trabajar -dijo H y tenía intención de irse de allí, pero Beth la cogió a tiempo del brazo.
-Como la gente me vea así... -sonrió mirando sus pechos, haciendo que la rubia se fijara en ellos también- ¿Entras? -dijo Beth tirando de ella hacia adentro.

Trastabilló y casi se come el suelo. Mantenía la mirada fija en el suelo. No podía alzarla y encararse con su jefe que sentía como la miraba. Ni tampoco ver a Beth de esa manera. Dios, la había visto venir y su cuerpo no se había movido.

-De verdad que me tengo que ir a trabajar. La barra esta sola y vosotros... bueno... estáis muy ocupados... -dijo la rubia.

Beth admiró la parte trasera del cuerpo de la chica relamiéndose. Levantó la mirada y se fijó en los ojos de Jasón que también la estaban mirando. Eso la hizo ponerse más a tono. Caminó despacio hasta quedar sentada en el regazo de Jasón que había tomado asiento en su silla de escritorio.

-Bien... Creo que...
-Ni se te ocurra decir que podría unirse -le susurro en el oído -Eres mía, no comparto.
-Estas a punto de quedarte sin probar bocado -le dijo apretándose los pechos. -Controla tus palabras Jasón, yo decido. 

El macho ahogo un gemido cuando ella comenzó a pellizcarse los pezones y a gemir levemente. Hécate alzo lo mínimo sus ojos para encontrarse con la escena. Se veía tan linda a la joven, que su entrepierna comenzó a mojarse. Se tenía que largar de allí lo antes posible. Caminando de espaldas silenciosamente, llego hasta agarrar el pomo de la puerta. Una voz la paro.

-No te muevas -Beth se levantó y se acercó a ella-. He pasado ya bastantes ganas viéndote detrás de esa maldita barra, no voy a dejar que te vayas ahora.
-No... No quiero... aquí... -susurró solo para que Beth la oyera.
-¿Es por Jasón? 
-Si... es mí... –“Dios, no puedo apartar la vista de sus pechos. Tan redondos, sus pezones tan rosados, perfectos” Se dijo notando sus mejillas rojas como la sangre- ...jefe...

 Beth le cogió la cara entre sus manos y la hizo mirarla.

-Jasón no nos molestará y no te despedirá, al contrario, te subirá el sueldo linda -Beth se acercó a la chica, estaba sonrojada de pies a cabeza y Beth sabía la respuesta a eso, pero quería oírlo de su propia boca- No me mientas, por favor...
-Yo... -miró su boca casi sin intención, claro que había disfrutado y le había gustado, ¿pero cómo iba a admitirlo?
-¿Tú? Lo has pasado bien, ¿verdad? -susurró Beth contra su cuello.
-Beth -gimió cuando sintió los dientes de la hembra morderla -Por favor...
-Déjala ir Beth, ven con el macho... -dijo Jasón.

No quería que esas dos se liaran. Tenía una relación algo cierta con Beth y compartir no era lo suyo. Pero ver como B trataba a la hembra lo incomodó, y mucho más a su entrepierna.

-Cállate Jasón -dijo con los labios pegados al cuello de la rubia-. Vas a ir hasta esa mesa y te vas a poner cómoda.
-No... No puedo... -gimió pasando una mano por la espalda de Beth.
-Si... Oh... Claro que si puedes.

Atrapando su trasero, la pego contra ella y ver como H dejaba caer la cabeza con los labios entreabiertos la hicieron quererla desnuda y gimiendo. Mordisqueo su barbilla y fue subiendo por su cadera hasta rozar con la yema de los dedos sus pezones.

-Beth, vuelve conmigo -rogó Jasón.

Beth fulminó con la mirada al macho.

-He dicho que te calles, ¿no lo entiendes? 
-Beth no me hables así -bufó este.
-Te hablaré como me plazca -la hembra se giró hacia H que estaba jadeando sin apartar la mirada de sus pechos.

Beth le acarició los costados por encima de la camiseta pero H se sentía como si estuviera completamente desnuda delante de ella. Como si Beth hubiese leído sus pensamientos le empezó a desabrochar los botones de la camisa mientras besaba cada trocito de piel que quedaba al descubierto.

La rubia cerró los ojos. Era demasiado placentero e intimidante ver como su cuerpo reaccionaba a las caricias de Beth. Jasón miraba la escena agarrando las abrazaderas de su silla apretando los dientes. Esa tía sabía como hacer que su cuerpo pidiera agarrarla y tomarla en la mesa separándola de su camarera con un estufido.

-Beth, para... ¡oh dios! -la susodicha lamió las puntas duras que sobresalían de la camisa y capturo uno en su boca.
-Beth hazle caso. No puedo contenerme. -susurro Jasón...
-Me estoy planteando seriamente mantenerte fuera de esto J -gruño la joven -Déjame disfrutar.

Terminó de desabotonar la camisa y la fue bajando por los hombros de la rubia lentamente. Besando cada parte de su piel hasta que cayó al suelo. Recorriendo su cuello, le mordisqueo la barbilla y capturo sus labios mordiéndolos.

Al fin, H se desperezó y rodeó los suaves pechos de Beth acariciándolos, apretándolos... Agachó su cabeza hacia ellos y rozó con su lengua la punta de los sobresalientes pezones. Succionó y mordisqueó hasta que Beth la separó entre jadeos poco a poco de su cuerpo.

-Hécate creo que te subiré el sueldo... 

Beth bufó y levantó la carita sonrojada de H.

-¿Prefieres irte a un lugar más íntimo? -le dio un tierno beso en los labios mientras perdía su manos entre las piernas de la muchacha, acariciándola...
-Me encantaría -gimió la hembra cuando sintió que la tocaba provocando que jadeara.
-¿Por que le vas a subir el sueldo Jasón? ¿A que este cambio tan repentino? -exclamo la morena.

Las manos y los besos vagaban por el pecho de Beth haciéndola que gimiera mientras se relamía. Pensar en tener a la joven estirada en una cama con su sexo resplandeciente de la excitación la calentó por completo.

-Por como te trata cariño... -gimió el macho.
-Mmmm... Linda, ¿nos vamos y le dejamos con las ganas? -susurró Beth mientras mordía el lóbulo de la oreja y le apretaba allá abajo, apartándole la tirita del tanga... Quería tocarla más, mucho más.

Por todos los demonios, Beth empezó a rezar para que dijera que sí y pudiera llevársela bien lejos de allí. A un lugar donde hacerla disfrutar como se merecía. Ella y yo, dijo su voz interior. La necesitaba ya. 

sábado, 3 de enero de 2009

Nuevo Placer II

-Eh... -Beth buscó a Jason con la mirada, pero no ...
-Está en su despacho, no sé que le pasa... Aún no le conozco mucho pero no parece que se enfade mucho...
-No lo hace -Beth le sonrió- Tendrás que salir a la hora que tenías prevista...
-Lo sabia. Ya te lo dije -le contesto con una timida sonrisa. -¿Te pongo algo?
Beth sonrio maliciosamente.
-Si, tu.
-¿Perdona? -H no sabia si habia oido bien.
Beth se acercó a ella un poco más.
-Que si... que me pones tú... -susurró.

La chica tragó dificultosamente.

-Eh... -la rubia miraba a todos lados por si su jefe venía y la piyaba así con una clienta.
-No vendrá, esta muerto de celos en su despacho... ¿Sabes? Creo que en el fondo le pone imaginarnos en el baño montandonoslo...
-¿E-en... el baño? -tartamudeo la hembra.
Sus mejillas se colorearon en un delicioso tono rubi que le encanto a Beth. Miro a esos ojos pardos y la acaricio la mejilla.
-Si Hécate, tu y yo en el baño -se acerco un poco a ella con la intencion de besarla.

H siguio su mirada pero cuando sintio que la tenia lo bastante cerca se separo carraspeando.

-¿Quieres algo aparte de mi? -le susurro.
-No... Sino te tengo a ti... No quiero nada más.

Ya estaba arta de que las mujeres la rechazaran joder, ¿qué tenía ella? Quería echar un buen polvo con una mujer y siempre se echaban para atras y se hacian las estrechas, pero luego bien que disfrutaban. Con esta no iba a dejar que pasara lo mismo que con las demás.

-¡¡Hecate a trabajar!! -gritó Jason desde la otra punta de la barra.
-Tengo que volver al trabajo -dijo la rubia antes de irse a colocar unos vasos.
Maldito Jason... No le iba a joder el polvo. Se levantó de repente, amenazando con tirar la silla y fue directa a Jason.
-¿Eres imbecil? ¿Estás dispuesto a joderme el polvo de hoy? Eh... ¡Cabrón! Vete a tu puto despacho y hazte una paja mientras piensas en mi... Pero dejame disfrutar esta noche -le gritó Beth.

Pasmada por lo que acababa de soltar Beth, a Hécate se le escurrio un vaso entre los dedos y cayo al suelo rompiendose en mis pedazos. Jason y la joven la miraron y ella rapidamente se agacho para coger los trozo de cristal que se habian esparcido.

-Le intereso -murmuro sonrojandose -Y ella es... Bueno, -sonrio -todo un cañon.
-Recojelo todo -le dijo Jason mirandola, se giró hacia Beth y la cojió del brazo- No se te ocurra volver a gritarme así delante de mis clientes...
-¡Lo haré cuantas veces se me de la gana mientras que el calor de mi cama esté en juego! -volvió a gritar.
-Zorra... -murmuró Jason mientras la carcagaba hasta su despacho haciendo caso omiso a las protestas de ella.

Cuando llegaron hasta el despacho la posó en suelo y Beth respiraba de muy mal humor, parecía que los ojos le iban a salir de sus orbitas.

-Maldito hijo de puta... -susurró Beth- No se te ocurra volver a cojerme así...
Jason se acercó a ella.
-No te acerques más Jason... -Beth le pusó una mano sobre su pecho y lo miró directamente a los ojos- Que haya pasado unas noches contigo, no quiere decir que puedas decirme y hacerme lo que quieras, ¿entendiste?
-No...
-Olvidame cerdo, olvidate de volver a tocarme nunca más -rugió Beth antes de intentar salir del despacho.



¿Que coño estaba pasando? , se pregunto la hembra. Su jefe estaba mal de la cabeza y ella tambien se habria comportado asi si un hombre la hubiera cargado de ese modo.



-Tú no vas a ningún lado -le dijo Jason mientras la cojía del brazo y la acercaba a él- Si, estoy celoso... A rabiar. Y no me gusta que me pidas que deje a mi camarera salir antes para montartelo con ella... Beth no soy de piedra...
-Me la trae muy floja Jason -lo empujó sin surtir efecto- Sueltame o...

Jason atacó su boca con la de él, devorandole los labios como si su misma vida dependiera de ello, y Beth era debil a esa clase de besos, y mucho más a los de él... Asique no pudo evitar echarle las manos al cuello y olvidarse por unos momentos de la rubia, siempre podría echar dos polvos esa misma noche.
Jason la cojió por las nalgas y la llevó hasta su mesa mientras le daba mordisquitos en el cuello...

-Cuando acabemos... me lo voy a montar con ella... delante... tuya... -dijo Beth con voz entrecortada.

Jason la interrumpió con un beso duro, apasionado y posesivo, como diciendole que ni se le ocurriera pensar en eso... Siguió bajando por su cuello hasta donde comenzaba su corsé pasando el dedo por la tela. Fue desabrochando poco a poco las tiras que cerraban el corsé por delante sin apartar la mirada de Beth. Cuando soltó todas las tiras los pechos de Beth quedaron libres, redondos y suaves delante de él. Jason los cojió en sus manos y acarició los pezones con sus dedos pulgares.

-Te gusta eh... -susurró él antes de acercar la boca a uno de sus pezones y chuparlo.
-Sabes... -empezó Beth, pero al sentir como apretaba ese sitio entre sus piernas perdió el control- ¡Dios, si! -gimió.

Jason se arrodilló delante de ella abriendole las piernas y poniendole los pies sobre la mesa. Apartó la tirita del tanga y acercó su boca a su centro de calor. Pasó la lengua unas cuantas veces por la hendidura de Beth, lo que producía que la hembra no dejara de gemir...

-Ya estas caliente, húmeda... Lista para mí -susurró Jason contra su vagina.
-Jason... -gimió Beth cuando sintió la lengua del macho adentrarse en ella.
Cuando él empezó a rozar su clitoris y a meter y sacar la lengua de su vagina, Beth perdió el control y sin querer tiró una lampara al suelo produciendo un gran estruendo.
-Mierda... Lo siento... -se excusó con Jason. Este iba a recojer la lampara pero Beth lo retuvo entre sus piernas- Luego lo recojeremos... ahora... sí... -Jason puso de nuevo su boca entre sus piernas... - Ohhh...

jueves, 1 de enero de 2009

Un Nuevo Placer I

Beth salió de la ducha y se puso su faldita negra, que más bien era un cinturon, su corsé negro y se calzó las botas de tacón de aguja que le llegaban a la rodilla. Se recojió el pelo en una cola de caballo y se pintó los labios de color rojo... pasión. Cojió las llaves de su coche y condujo hasta el Black. Entró sonriendo al portero y saludó a los camareros, y vió a una chica rubia nueva... "Mmmm, preciosa" suspiró para ella. Tal vez aquella noche cambiara un poco sus gustos, si a ella no le parecía mal. Llamó a Jason, uno de los camareros y le pidió un tequila en vaso de tubo. Este, no tardó ni 2 minutos en servirselo.

-Jason...
-Dime preciosa.
-¿Cómo se llama la chica? -le preguntó Beth interesada.
-Hecate -la miró devorandola con los ojos- ¿guapa eh?

-Mmmm, preciosa... -le sonrió al macho y le guiñó un ojo- podías presentarmela... Hoy mi cama estará fría cuando llegue...
-Pensaba que eras más de machos.
-Lo era, pero me apetece cambiar... Tube una fantasía con una mujer rubia el otro día...
-No me la cuentes, sino te secuestraré.


Beth rió mientras el macho se acercaba a la rubia y la cojía por el brazo. Algo le dijo Jason en su oido que la rubia la miró sonriente y le guiñó un ojo, "está en el bote" se dijo Beth. Cuando acabó el tequila, llamó a la rubia...

-Este baile te lo dedico...
-Gracias -le dijo la joven guiñandole un ojo.

Era su primer dia y esperaba que le fuera bien y que Jason no la despidiera. Se mordio el lanio iendo los contoneo de la chica que le habia hablado sin saber por que. Jason no le quitado la vista de encima.

-¿Quien es? -pregunto Hécate a su jefe.
-Nuestra mejor clienta -dijo sonriendo -Se llama Beth.

-Se mueve muy bien -susurro mirandola fijamente.


Habia pasado mucho desde que su ex la abandono, ¿ella tambien entenderia? Negado con la cabeza, se acerco a un joven que la llamaba para pedirle una copa.
Beth continuó contoneandose agarrando a un macho que pasaba por allí. Vió como la chica habia ido a atender a alguien, pero seguía sin apartar la mirada de ella, así le gustaba... Debía de estar confundida, se le notaba, pero sin duda estaba pasandoselo en grande.

-¿Cómo te llamas? -susurró el macho a su espalda.

-Elizabeth.

-Bailas muy bien -El macho hablaba con voz ronca..


Cuando acabó la canción Beth se despidió de él y se fue de nuevo a la barra, mientras Jason se acercaba a ella.


-No sé si la habrás cautivado a ella... -la recorrió con la mirada sonriente- pero a mi me tienes loco...
-Gracias -lo acercó a ella y le dió un ligero beso en los labios, hacia mucho que pasaba algunas noches con Jason, era un gran amante... Pero aquella noche no era a él a quien quería- ¿La dejarás salir antes?

-No... Beth, es nueva... -dijo el ronco separandose de ella.

-¡Vamos Jason, no me jodas! -gritó Beth.

Vió como la chica giraba su mirada hacia ella de nuevo, asique le sonrió y le hizo un gesto con el dedo para que se acercara.
Tragando en seco, y sin saber por que estaba tan nerviosa, acudio a la llamada de la joven y le regalo un timida sonrisa. Jason la miraba de reojo y ella se dio cuenta. ¿Que le pasaba ahora?

-¿Si?

-Hoy a las 2 estas libre linda

-Perdona -le dijo negando -Mi turno es hasta el cierre. Lo siento pero me quedare -le dijo Hécate mirando a Jason que no decia ni una palabra.

-No mires a Jason guapa... -Beth fulminó con la mirada a Jason.

-Hecate, sigue trabajando.

Una vez la chica se habia ido Beth encaró a Jason.


-¿Qué coño te pasa? ¿No me puedes dejar a la chica macho?

-No...

-Me debes una Jason... recuerdalo -rugió Beth.
-He dicho que no, es su primer día, por mí como si os lo montais en los baños o en el almacen, pero se queda trabajando hasta las 6, como tiene que ser.
-Que te jodan... -contestó Beth antes de darse la vuelta con su tequila en la mano mirando hacia la pista.

Era increible, tanto que habia hecho por Jason y si ni siquiera le hacia un favor, ¿qué coño le pasaba? ¿estaba celoso de que le gustara la chica? Igual se apuntaba gustoso para hacer un trio... "mmmm" ronroneó Beth par.a sí, la idea le gustaba.
Se giró para comentarselo a Jason, pero se encontró con la cara de la rubia.


-¿Querías algo? Jason me ha dicho que me llamabas...

domingo, 9 de noviembre de 2008

Noches de lujuria III.

Ella estaba demasiado fastinada por como él estaba moviendose hacia sus pechos como para poder decir algo más. Sabía que sobranban las palabras. Con el agua caliente callendo sobre ellos, él empezó a atacar sus labios, su cuello, sus pechos, su vientre. Ella tenía la cabeza apollada contra la pared y las manos en esos hombros tan grandes de él que tanto le gustaban.
Él se arrodilló delante de ella mientras bajaba sus manos hacia esa zona en la que antes habia puesto la boca. Ella instintivamente abrió las piernas dejandole un gran acceso a su punto de calor, en cual introdujo un primer dedo oyendola gemir... introdujo un dedo más, mientras se levantaba y le cojia la barbilla para mirarla a los ojos.
-Abre los ojos cariño-dandole un beso en cada párpado- quiero ver tu mirada cuando te corras para mi...
Ella los abrió poco a poco, mientras sentía como su placer iba aumentando más y más. Empezó a mover los dedos en su interior al mismo tiempo que se agachaba para cojer uno de sus pezones con la boca. Había pasado de un pecho a otro, cuando ella se dió cuenta de que ya no tenía los dedos en su interior... Iba a protestar cuando sintió que su lengua había sustituido a sus dedos. Después de unos momentos de tortura, ella empezó a tener espasmos y sin mucho tardar, llegó al orgasmo. Dió gracias a Dios ya que él habia estado ahí para sujetarla, porque sino hubiese sido así hubiera caído redonda en la ducha.
-Ha sido precioso -le susurró él en el oído.
-Mucho... -contestó ella posandole las manos en los hombros- pero ahora vas a ser tú el que sufra.
Empezó a darle besitos y a mordisquearle el cuello, los hombros, las tetillas y a acariciarle la espalda y su vientre... Descendió más con las manos en su trasero, aprentadole las nalgas, cojió su pene con la mano mientras le daba tiernos besitos en la punta y oía los pequeños gruñidos de él. Las manos de él se undían en el pelo mojado de ella. "Este chico no puede ser español. Esto supera la media con creces..." Cuando lo metió entero en su boca y empezó a chuparlo como si de una piruleta se tratase, él la levantó poniendola de cara a la pared y acercandose a ella por detras le susurró.
-Abre las piernas cariño.
Ella las abrió obediente y puso las manos en la pared mientras él la penetraba con todas sus fuerzas y se echaba hacia alante, hacia su oído para susurrarle palabras en un idioma que ella no entendía. Ella se unía a sus movimientos como si su vida dependiera de ello, lo sentía tan adentro... Ella sintió como la necesidad de correrse de él aumentaba más y más, con una última embestida los dos gritaron de puro placer.
Él la envolvió con lo brazos mientras se metían debajo del agua caliente y le daba besos en la sien.
-Ha sido estupendo-susurró ella dandose la vuelta para quedar frente a él- no olvidaré nunca esta noche.
-No lo hagas preciosa -le contestó él dandole un largo beso- ¿Qué te parece si ahora nos vamos a dormir un poco?
-mmmm, creo que sería lo mejor -él la cojió de la mano y la sacó fuera de la ducha. Le paró con un tiron- Espera... aún no me has dicho tu nombre.
-Es verdad, me llamo Ian preciosa -dandole un sonoro beso en la nariz- ¿y tú?
-Oh oh oh... Yo me llamo Africa -le costaba respirar y sabía que tenía una gran sonrisa en el rostro- ¿eres escocés?
-Sí, eso dicen -contestó riendose.
-¡No puede ser! Un escocés -dijo saltando- mi escocés por una noche.
-Pero, ¿qué pasa? -atrapandola contra la pared.
-Siempre quise estar con un escocés Ian, y ahora... ¡¡Al fin!! -le dijo saltandole a los brazos.
Riendose los dos, fueron a parar a la cama. Ella quedando a orcajadas encima de él.
-Fuiste, eres y seras mi escocés -le dijo Afri en un susurro.
-¿Para siempre?
-Para siempre... te recordaré.
-Eres estupenda, pequeña-dijo él tumbandola a su lado y tapandola con las mantas- yo tampoco te olvidaré-le dió un buen beso y se tumbó junto a ella.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Noches de lujuria II.


Sin esperar siquiera a que ella dejara el bolso en el perchero, él se lo quitó de las manos y tirándolo al suelo, le preguntó:
-¿Por dónde iba? -vio como ella bajaba la mirada hacia su escote-
Ah si, por aquí.
Y continuó
desabrochandole la camisa, botón tras botón, beso tras beso. Cuando por fin, la blusa y el sujetador salieron volando por detrás de ella él cojió uno de sus pechos con la mano mientras con la otra le cojía por el cuello y la acercaba a él.
-No vamos a llegar a la habitación cariño.
Ella casi no podía hablar, le faltaba el aire, aquel hombre la volvía loca.
-Me da exactamente igual. La verdad es que...
Se interrumpió cuando se dio cuenta de que estaba completamente desnuda. Sólo le quedaban puestas sus botas... Y él, él la estaba tumbando en el medio del pasillo, sobre la alfombra que su madre le había regalado. "Oh Dios, vamos a hacerlo aquí... verás cuando se lo cuente a
Carol".
Sintió su boca en su piel, su cuerpo contra el suyo... su boca y sus manos estaban por todos lados, mientras ella le besaba toda aquella porción de carne que se le acercaba. Cuando su boca caliente y húmeda se acercó a sus pezones ella no pudo menos que gritar de placer. Chupaba, succionaba, mordía sus pezones ya erectos mientras que con sus grandes manos le acariciaba el interior de los muslos y subía hacia los costados del cuerpo para acariciarlos, mientras que el dedo pulgar jugaba con su ombligo. Ella le pasó la mano por la melena negra.
-Mi indio-susurró.
A él le bastó con aquellas palabras para volverlo más loco de lo que estaba en esos momentos.
Quería saborearla toda, darle placer como nunca nadie antes lo hubiera hecho. Notó como los labios de él dejaban sus pechos y descendían hasta su vientre a la vez que volvía a acariciarle los muslos y le atormentaba el centro de su feminidad con leves roces de las yemas de sus dedos, más y más... Y luego, con su boca, descendió más hasta el lugar donde tenía puesta la mano. Ella arqueó su cuerpo caliente contra la alfombra, la pasión aumentaba mientras su lengua... Oh Dios su lengua... No podía respirar, y su pulso estaba muy acelerado, pensaba que en cualquier momento le iba a salir el corazón por la boca.
-Oh Dios... -gimió- yo... para -gimió.
No servía para nada,
asique se entregó y aceptó todo el placer que él le estaba dando. Gimió y le tiró del pelo mientras se movía debajo de él. Él le mordisqueo los muslos y la torturó con su lengua hasta que ni él ni ella pudieron más.
La levantó y la puso contra la pared, mientras le
cojía la pierna derecha y la situaba alrededor de su cintura.
-Y ahora, el indio y la india, cabalgan -dijo él con la voz ronca.
La empujó más contra la pared mientras la penetraba con tanta fuerza que ella trató de separarlo inútilmente, ya que su cuerpo se unió al de él, colocando la pierna que le quedaba libre también alrededor de él. Mientras tanto él empujaba con tanta fuerza que no le dejó otro remedio que cogerse al marco de la puerta del salón con una mano y con la otra a sus hombros. Él no dejaba de besarle,
mordisquearle los pechos ya que los tenía completamente expuestos a él.
En un momento, no sabia cual, él la tumbó sobre la mesa del salón, le soltó las piernas y ella lo agarró de la cintura para acompañar sus movimientos, mientras él le cogías las nalgas y la levantaba hacia él, cada vez más alto... Cuando ella sintió que él se arqueaba para su último movimiento, su propio cuerpo tembló con él, recibiendo a un hombre exhausto entre sus brazos.
Después de un momento, ella recordó donde estaban...
-
Ummmm -se oyó decir- ha sido la mejor cabalgada de mi vida.
-¿Nunca te han dicho que los indios son los mejores jinetes del mundo?-le preguntó
levantandose sobre un codo y mirándola a los ojos.
-Cariño, yo siempre me he fiado más de lo vivido.
-¿Si?
mmmmm -se quedó pensativo- ¿Nos vamos a la ducha?
Ella sonrió al ver su cara picarona.
-Vamos.
Él la
cojió en brazos con las piernas alrededor de él. Ella tenía que ir diciéndole por donde tenía que ir, pero él se paró para besarla y cuando comenzó a andar chocaron con una puerta, y riéndose entraron al baño.
Cuando estaban en la ducha, ella contra la pared, él
besándola y el agua corriendo por sus cuerpos... él dijo.
-
Ummmm, ¿sabes? Este siempre ha sido mi sueño.
Ella lo miró con su mejor sonrisa.
-Todos los sueños,
algún día se hacen realidad.

martes, 28 de octubre de 2008

Noches de lujuria.

En un día como aquel, tormentoso y frío, sólo le apetecía ponerse su pijama de ositos, pedir comida china a su restaurante chino favorito y tirarse en el sofá con su mantita y su mando de televisión en mano. Sin embargo, cuando estaba buscando el número de teléfono de restaurante su amiga la llamó para invitarla a tomar una copa. Sinceramente, no le apetecía mucho, había salido la noche anterior y lo había pasado realmente bien... aunque sólo recordaba a un macho rubio y muy fuerte encima de ella, moviendose los dos como si sólo fueran un sólo cuerpo... "mmmm, ¿y si se repite esta noche?" pensó con una sonrisa en los labios. Se hizo de rogar para que su amiga insistiera un poco más y al final, aceptó.
Después de una hora, salía vestida con sus shorts negros favoritos, una camisa blanca de gran escote y con sus botas negras de tacón por el camino que llegaba desde su casa a la carretera, donde su amiga la esperaba en su porche negro. Se la veía decidida a comerse el mundo entero esa noche y esperaba que le transmitiera esas ganas a ella...
Fueron a la discoteca de siempre, con el portero de siempre, que ni siquiera les hizo ponerse a la gran cola que daba la vuelta en la esquina. Era tan guapo y le gustaba tanto, antes de que no tuviera edad ese hombre caería a sus pies, se prometió.
-Buenos noches preciosas-les había dicho John, el camarerito preferido de su amiga- ¿Lo de siempre? -y con esa siempre pregunta, se fue a prepararles sus bebidas.
A los pocos minutos, John les puso su Bacardi limón y un Martini a su amiga, la cual estaba embobada con él. Esperó a que su amiga cojiera el vaso del Martini para cogerla del brazo y arrastrarla al centro de la pista. Quería que el chico moreno sentado en una de las sillas de la barra se fijara en ella. Vien como se miraban John y su amiga, que con solamente mirarse ya se prometían una noche estupenda y larga, llena de sexo y lujuria... ella había decidido que la suya también sería así, pero con ese chico.
Cuando por fin, el chico se fijó en ella y no apartaba la mirada, estaba que cabía en sí de gozo y fue a saludarlo para brindar con él por la noche que les esperaba... aunque él todavía no lo supiera.

Una hora después, ya en el coche de él, delante de la puerta de su casa, ella le dijo:
-Te invito a la última en mi casa, va.
-¿Sólo a la última?-le contestó poniendo pucheros.
-Está bien, la penúl... -meditó un poco- ¡que narices la penúltima! Será la primera de tu larga noche conmigo, cariño.
-Eso ya me gusta más.
Salió del coche y fue a abrirle la puerta a ella. Él sólo le sacaba unos 5 centímetro de altura, obviamente, podía mirarle a los ojos sin ponerse de puntillas gracias a sus magníficos tacones y ver esa pasión que en esos momentos también estaba creciendo en su interior... En esos momentos, como si él hubiera adivinado sus pensamientos se acercó a ella y comenzó a besarla como nunca nadie antes lo había hecho. Ela sin pensar donde estaban y quien pudiera verlos (porque en realidad no le importaba mucho) le echó los brazos al cuello y lo acercó a ella hasta que sólo les separaban 2 centímetro de tela.
-Cariño -murmuró él con voz ronca y separándola de sí- como sigamos así, voy a hacertelo aqui, en medio de la calle, contra el coche, creeme...
-¿Y no queremos que nos denuncien por escándalo público, verdad? -le contestó acercándose de nuevo a él y mirandolo con picardía.
-No seas mala, vamos.
Cerró el coche, la cojió en brazos mientras le pedía las llaves para abrir la puerta del portal.
Cuando entraron en el ascensor, ella marcó el 7º y acto seguido él la empotró contra la pared mientras le deboraba la boca, poco a poco fue bajando, su barbilla, sus orejas, su cuello... hasta llegar al primer botón de su camisa, el cual abrió sin ninguna contemplación. Iba ya a por el segundo cuando el ascensor paró y ella dijo en un susurro casi inaudible:
-Hemos llegado.
-Vamos -dijo él inmediatamente cojiendola de la mano y tirando de ella fuera del ascensor.