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domingo, 9 de noviembre de 2008

Noches de lujuria III.

Ella estaba demasiado fastinada por como él estaba moviendose hacia sus pechos como para poder decir algo más. Sabía que sobranban las palabras. Con el agua caliente callendo sobre ellos, él empezó a atacar sus labios, su cuello, sus pechos, su vientre. Ella tenía la cabeza apollada contra la pared y las manos en esos hombros tan grandes de él que tanto le gustaban.
Él se arrodilló delante de ella mientras bajaba sus manos hacia esa zona en la que antes habia puesto la boca. Ella instintivamente abrió las piernas dejandole un gran acceso a su punto de calor, en cual introdujo un primer dedo oyendola gemir... introdujo un dedo más, mientras se levantaba y le cojia la barbilla para mirarla a los ojos.
-Abre los ojos cariño-dandole un beso en cada párpado- quiero ver tu mirada cuando te corras para mi...
Ella los abrió poco a poco, mientras sentía como su placer iba aumentando más y más. Empezó a mover los dedos en su interior al mismo tiempo que se agachaba para cojer uno de sus pezones con la boca. Había pasado de un pecho a otro, cuando ella se dió cuenta de que ya no tenía los dedos en su interior... Iba a protestar cuando sintió que su lengua había sustituido a sus dedos. Después de unos momentos de tortura, ella empezó a tener espasmos y sin mucho tardar, llegó al orgasmo. Dió gracias a Dios ya que él habia estado ahí para sujetarla, porque sino hubiese sido así hubiera caído redonda en la ducha.
-Ha sido precioso -le susurró él en el oído.
-Mucho... -contestó ella posandole las manos en los hombros- pero ahora vas a ser tú el que sufra.
Empezó a darle besitos y a mordisquearle el cuello, los hombros, las tetillas y a acariciarle la espalda y su vientre... Descendió más con las manos en su trasero, aprentadole las nalgas, cojió su pene con la mano mientras le daba tiernos besitos en la punta y oía los pequeños gruñidos de él. Las manos de él se undían en el pelo mojado de ella. "Este chico no puede ser español. Esto supera la media con creces..." Cuando lo metió entero en su boca y empezó a chuparlo como si de una piruleta se tratase, él la levantó poniendola de cara a la pared y acercandose a ella por detras le susurró.
-Abre las piernas cariño.
Ella las abrió obediente y puso las manos en la pared mientras él la penetraba con todas sus fuerzas y se echaba hacia alante, hacia su oído para susurrarle palabras en un idioma que ella no entendía. Ella se unía a sus movimientos como si su vida dependiera de ello, lo sentía tan adentro... Ella sintió como la necesidad de correrse de él aumentaba más y más, con una última embestida los dos gritaron de puro placer.
Él la envolvió con lo brazos mientras se metían debajo del agua caliente y le daba besos en la sien.
-Ha sido estupendo-susurró ella dandose la vuelta para quedar frente a él- no olvidaré nunca esta noche.
-No lo hagas preciosa -le contestó él dandole un largo beso- ¿Qué te parece si ahora nos vamos a dormir un poco?
-mmmm, creo que sería lo mejor -él la cojió de la mano y la sacó fuera de la ducha. Le paró con un tiron- Espera... aún no me has dicho tu nombre.
-Es verdad, me llamo Ian preciosa -dandole un sonoro beso en la nariz- ¿y tú?
-Oh oh oh... Yo me llamo Africa -le costaba respirar y sabía que tenía una gran sonrisa en el rostro- ¿eres escocés?
-Sí, eso dicen -contestó riendose.
-¡No puede ser! Un escocés -dijo saltando- mi escocés por una noche.
-Pero, ¿qué pasa? -atrapandola contra la pared.
-Siempre quise estar con un escocés Ian, y ahora... ¡¡Al fin!! -le dijo saltandole a los brazos.
Riendose los dos, fueron a parar a la cama. Ella quedando a orcajadas encima de él.
-Fuiste, eres y seras mi escocés -le dijo Afri en un susurro.
-¿Para siempre?
-Para siempre... te recordaré.
-Eres estupenda, pequeña-dijo él tumbandola a su lado y tapandola con las mantas- yo tampoco te olvidaré-le dió un buen beso y se tumbó junto a ella.